Tras los escombros # 2019
Ante la cuestión general, de quién soy o quiénes somos y qué pintamos en este mundo, surge la necesidad inevitable de aparecer retratada como pintora en los cuadros. Ser mujer en el campo de la creación, ser escritora, filósofa, actriz o, en mi caso, ser pintora, supone interpretar el mundo de otra manera al haber tenido menos referentes y más dificultades. Verse limítrofe genera preguntas, contenidos diferentes y plantea otra forma de contar. Pintar puede ser la expresión de un acto creativo y creador, una pulsión de existencia que hace posible inventarse una salida tras los escombros, a partir de las experiencias observadas o sufridas, sustraídas de la corriente del tiempo. Esta serie de autorretratos, dentro del proyecto Seres fuera de campo, retoma la figura de la Mujer elefante y utiliza la almohada, entre otras metáforas, como aquello que nos pesa y debemos soltar para vernos, reconocernos y avanzar: después del escombro está todo por hacer. La pintora representa a la propia pintura, la que mira y es mirada al mismo tiempo, y aparece ante un lienzo en blanco, en medio de la oscuridad, con un mono de trabajo de color rojo. Desde la piel de la pintura, la pintora va evolucionando a lo largo de una serie de escenas hasta transfigurarse en la piel de sus verdaderas protagonistas, otra serie en marcha de parias conscientes que encarnan la misma pregunta.Visita virtual a la exposición